Una primera instantánea deja claro que la pandemia del coronavirus no ha pasado de puntillas por el sector inmobiliario, que se enfrenta a una bajada de las ventas, de los precios (tanto en la compraventa como en el alquiler) de la actividad constructora.

La sacudida continuará en 2021, aunque no será tan dura como en la anterior crisis, ya que el precio está todavía lejos de los niveles máximos de 2008, el esfuerzo para acceder a una vivienda también es muy inferior (a finales de 2019 se requería en torno al 30% de la renta del hogar) y tampoco los bancos tienden a dar créditos e hipotecas en la misma medida.

Así, el INE ha publicado que la compraventa de vivienda se redujo en octubre un 13,3% interanual y Bankinter estimó en su informe de octubre una merma del 35% en 2020, hasta las 326.000 operaciones, esperando en 2021 un rebote del 30%, aunque sin alcanzar los niveles previos al virus. Además, según la agencia de calificación Moody’s, a pesar de la caída del precio, el acceso a la vivienda será más difícil el año que viene, especialmente para la población joven y de bajos ingresos.

Por último, según BBVA Research, el precio bajará un 1,5% este año de media, la estimación más optimista, y las caídas se atenuarán a lo largo de 2021.

En lo que hay unanimidad es en que la contracción del precio será desigual en España, esperando un menor ajuste en el precio de la vivienda nueva porque su oferta va a ser más limitada. En cuanto a la vivienda de segunda mano, su precio bajó un 15,2% interanual en octubre, según el INE. Cosa distinta es la vivienda nueva, donde los precios parecen resistir, de momento, la embestida de la crisis, salvo en zonas muy específicas.

Fonte | El País